La angustia y los trastornos de ansiedad

La angustia y los trastornos de ansiedad

Jackson Pollock, Number 31 - 1950

El término “ansiedad” proviene de la palabra “ansia”, cuya raíz proviene a su vez del latín anxĭus, que significa “angustiado” y de angor, que significa angustia y que se refiere a la estrechez o estenosis respiratoria, que se produce durante algunos ataques de angustia. Así pues, la ansiedad se caracteriza por ser un estado de agitación, de inquietud o de zozobra. En general se trata de una congoja o fatiga que causa una gran inquietud o violenta agitación en el cuerpo, acompañada de angustia o aflicción anímica.

La caracterización y detallada descripción que lleva a cabo Freud de los trastornos de ansiedad, en virtud de la llamada neurosis de angustia, mantiene su vigencia en los manuales de psiquiatría actuales.

El complejo sintomático propio de la neurosis de angustia está caracterizado por excitabilidad general, espera angustiosa, perturbaciones de la actividad cardiaca (palpitaciones, arritmias breves, taquicardia) y de la respiración, sudoración, temblores y convulsiones, bulimia, diarrea, vértigo, sensaciones de hormigueo, adormecimiento o ardor, pavor nocturnus y cierto tipo de fobias.

Tales síntomas se presentan juntos frecuentemente o de forma de forma independiente y aislada.

La etiología de estos trastornos debe buscarse en la dificultad que algunos sujetos presentan para elaborar lo somático por vía psíquica. Dicho en otros términos, es como si el sujeto no tolerara pensar, o elaborar psíquicamente, aquellos estímulos que su propio cuerpo produce, tales como los estímulos de su sexualidad. Al producirse cualquier tipo de excitación orgánica, el sujeto en cuestión, en lugar de elaborarlo tanto física como anímicamente, lo elabora solamente con el cuerpo.

En contraste con lo que ocurre en la histeria, en donde es lo psíquico lo que no puede ser elaborado anímicamente, produciendo lo que se conoce como conversión, en la neurosis de angustia el enfermo no tolera psíquicamente ningún nivel de excitación, por pequeño que este sea. Cualquier excitación debe ser descargada inmediatamente.

El psicoanálisis está especialmente indicado para este tipo de pacientes, pues su cometido es hacer que el sujeto tenga acceso a la palabra, a la elaboración simbólica, es decir, para que el sujeto hable con otra cosa que no sea su cuerpo, que haga una elaboración psíquica de aquello que por ahora sólo discurre a nivel somático. En definitiva, para que aprenda a gozar de otra manera.

Aunque el sujeto que padece neurosis de angustia por lo general no adolece de lesiones orgánicas “serias”, la imposibilidad de mantener durante mucho tiempo la inmovilidad de su libido (detenida en ciertas formas del goce), le habrá de llevar hacia estructuras más graves, como las enfermedades psicosomáticas.

En estos casos de angustia y trastornos de ansiedad es, por tanto, muy importante buscar la atención de un especialista. Porque, aunque el sujeto siempre se expresa, hay que saber escucharlo.

Ruy Henríquez
Psicoanalista

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Lectura recomendada: «Lo que sirve para construir no sirve para medir» por Amelia Díez Cuesta

Leonardo Da Vinci

Leonardo Da Vinci

LO QUE SIRVE PARA 
CONSTRUIR NO SIRVE 
PARA MEDIR

No es posible dibujar un cuadrado perfectamente cuadrado si no es con el número. Basta dibujar, imperfectamente, una figura de cuatro lados y poner el número cinco en cada uno de los lados, para que esa figura pase a ser una figura de lados iguales, es decir: un cuadrado. Figuras trascendentales, porque los rasgos numéricos permiten trascender la apariencia.

Pitágoras nos enseñaba que lo que sirve para construir la diagonal no sirve para medirla.

El número o rasgo numérico es más que un instrumento de medida, así como el concepto de inconsciente es más que un instrumento de medir algo que el sujeto ya tiene. Por eso decimos que no se trata de que haya sujetos con inconsciente sino sujetos del inconsciente, que el concepto de inconsciente sobredetermina que haya sujetos del inconsciente, produce sujetos del inconsciente.

Lo que sirve para construir no sirve para medir. El número es la diagonal, no sirve para medir la diagonal, igual ocurre con la interpretación, no es que mida el inconsciente sino que es el inconsciente, no es que mida la realidad sino que es la realidad, no es que mida los hechos es los hechos.
La infancia también es, en psicoanálisis, una noción original, que sirve para construir la infancia, no para medir cada infancia.

Cuando decimos que en psicoanálisis la causa viene del futuro y no del pasado, cuando decimos que es el futuro el que rectifica el pasado, si me analizo cada vez tengo una infancia diferente, en tanto si sigo creyendo que la infancia es lo que yo creo que es, en lugar de poner en acto un significante, eso quiere decir que todavía no soy sujeto del psicoanálisis.

La frase siguiente es siempre una transformación de las frases anteriores, por eso siempre hay nueva realidad. 
Mientras se conciba que es el pasado el que determina el futuro, la actitud no cambiará. Se darán datos del ayer, creyendo que así ayudamos a pensarnos. Cuando creamos que es el futuro lo que determina, hablaremos diferente, nunca de cosas ya pensadas, sino de lo impensado. 
Hay quien espera tener deseos de estudiar para comenzar a estudiar, hay quien espera tener ganas de comprar muebles para hacer habitable el lugar donde habita. Cuando sólo el estudiar hace de objeto causa del deseo de estudiar, sólo el vivir es causa del deseo de vivir.

Es del orden de la diferencia entre vivir como si fuera a vivir 40 años más o vivir como si fuera a morir hoy mismo. 
En psicoanálisis no podemos recurrir al sujeto supuesto saber en ningún momento, eso está excluido. Esto porque sabemos que somos sujetos del inconsciente.
Freud articuló «él no sabía que estaba muerto», es decir, en tercera persona, que al traducirlo a primera persona decimos: «yo no sabía que vivía de ser mortal».

El soporte de la interrogación filosófica más moderna, lo constituye que no hay nadie para poder decimos, en el momento de abandonar nuestra vida, que a nuestra propia vida hemos sido siempre en alguna medida extraños.

Es en la repetición de lo aparentemente idéntico que se crea la entrada en lo real como significante. La entrada en lo real es la forma de ese rasgo repetido de la diferencia absoluta en tanto ella está allí.

La ligazón del sujeto a este rasgo unario, pequeña diferencia, diferencia absoluta, diferencia ajena a toda comparación posible, es lo que hace que podamos decir: en el principio era el rasgo unario. Por eso que la relación del mundo del significante con la pulsión sexual, hace que prevalezca la función erótica del cuerpo en la cuestión del sujeto. Es la lengua la que civiliza el goce, es la que transforma el goce de la necesidad en el goce del deseo.

Hay un vacío y es de allí que el sujeto partirá, hay una estructura de lenguaje y es allí que nacemos.

Amelia Díez Cuesta. Psicoanalista
Extensión Universitaria, Revista de Psicoanálisis, No. 21

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La depresión y su tratamiento

Tratamiento de la depresión

Eduard Munch, "El día después". 1895

Cuando se dice que la depresión es una enfermedad sin rostro, se quiere señalar que se trata de una enfermedad que aparece bajo múltiples aspectos y no sólo, como puede llegar a creerse, bajo el ropaje de la tristeza.

La depresión posee múltiples aspectos clínicos, algunos de los cuales recuerdan más a las afecciones somáticas que a las afecciones psíquicas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en un informe reciente, advierte sobre la participación de la depresión en el origen de numerosas enfermedades orgánicas: cáncer, infarto, artritis reumatoide, etc.

Como sabemos, las apariencias engañan. A veces llegamos a pensar que no es bueno que una persona esté triste. Pero comparada con la depresión, la tristeza es un grado de salud. Todas las situaciones de cambio (la adolescencia, terminar los estudios, contraer matrimonio, separarse de algo o de alguien, la menopausia, etc.), implican un cierto grado de tristeza, por cuanto en todo cambio o transformación, la realidad nos pide que abandonemos antiguas posiciones para asumir unas nuevas.

Por ejemplo, cuando perdemos a alguien, un ser amado, o algo anímicamente equivalente (como puede ser un ideal), solemos pasar por un periodo de duelo que todos consideramos natural y hasta necesario. Sabemos que tras un periodo de tiempo razonable, la tristeza habrá de desaparecer y volveremos a nuestra vida normal.

Sin embargo, algunas personas, frente a situaciones de pérdida semejantes, no consiguen elaborar el duelo y caen en un grave estado depresivo.

Desde un punto de vista psíquico, la depresión se caracteriza por ser un estado de ánimo profundamente doloroso, que supone una pérdida de interés por el mundo exterior, así como la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones y la disminución del amor propio.

En la depresión, el sujeto sabe que ha perdido algo, pero no sabe exactamente lo que ha perdido con ello. Al contrario de lo que ocurre con el duelo, durante el cual, nada de lo que tiene que ver con la pérdida es inconsciente para la persona que lo padece, la melancolía está relacionada con la pérdida de un objeto que escapa a la conciencia del enfermo.

Otra diferencia destacada con respecto al duelo, es una extraordinaria disminución del amor propio en el sujeto deprimido. El yo de estas personas se haya empobrecido, produciéndose lo que popularmente se conoce como baja autoestima.

El sujeto deprimido se dirige amargos reproches, se insulta, se humilla y espera la repulsa de los que lo rodean. El cuadro de este delirio de empequeñecimiento (principalmente moral) se completa con insomnios y rechazo a alimentarse correctamente (anorexia).

Por todas estas razones, hay que destacar que el riesgo de suicidio, en las personas aquejadas de depresión, es muy alto. Este riesgo se expresa de manera manifiesta, con tentativas directas de muerte, o de forma encubierta, bajo el aspecto casual de accidentes (conducción temeraria, intoxicación etílica, drogas, etc.) o por el riesgo que asume el sujeto de contraer enfermedades potencialmente mortales (SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, etc.).

Una llamada a tiempo puede salvarle la vida. Si usted, o alguien en su entorno más cercano, padece alguno de estos síntomas, no dude en llamar a un especialista, consulte con un psicoanalista.

Ruy Henríquez
Psicoanalista

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Como si aquel llanto nunca hubiese existido

The Women Friends

The Women Friends. Gustav Klimt. 1917

AGONÍA

Andaré por las calles hasta caer exhausta;
sabré vivir sola y retener en mis ojos
cualquier rostro que pase y seguir siendo la misma.
Este frescor que asciende a buscarme las venas
en un despertar que jamás había sentido tan verdadero
por la mañana: sólo que hoy me noto más fuerte
que mi cuerpo y que un temblor más frío acompaña la mañana.

Lejos están las mañanas de mis veinte años.
Y mañana, veintiuno: mañana saldré a la calle,
me acuerdo de todas sus piedras y de las franjas del cielo.
Desde mañana la gente me verá nuevamente
caminando erguida y podré irme parando
y verme reflejada en los escaparates.
En las mañanas de antaño,
yo era joven y no lo sabía, ni tan sólo sabía
que era yo quien pasaba –una mujer dueña
de sí misma. La delgada chiquilla que fui
ha despertado de un llanto perdurado por años:
ahora es como si aquel llanto nunca hubiese existido.

Y tan sólo deseo colores. Los colores no lloran,
son como un despertar: mañana volverán
los colores. Las mujeres saldrán a la calle,
cada cuerpo, un color –e incluso, los niños.
Este cuerpo vestido de color rojo claro,
tras tanta palidez, recobrará la vida.
Sentiré en torno a mí deslizarse miradas
y sabré ser yo misma: con una simple ojeada,
me veré entre la gente. Cada nueva mañana,
saldré a la calle en busca de colores.

Cesare Pavese

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«La poesía es, precisamente, el alma de lo femenino» – Miguel Oscar Menassa

VIERNES, 17 DE DICIEMBRE DE 1999

Estoy un poco inquieto porque la llegada del 2000 no me afecta, a tal punto, que no consigo enterarme ¿por qué? Tanto bullicio.

A mí me parece que se están gastando, en festejar el advenimiento del 2000, que ni siquiera quiere decir que estaremos en el próximo milenio, un dinero que haría falta para educar a la población mundial.

Además, todo lo que pasó en el siglo XX, no está para festejar sino más bien para ser estudiado.

¿Cómo fue posible lo que fue posible? Y ésta, por fin, es una pregunta epistemológica.

Sin embargo, pensándolo bien, hay algo que festejar en el 2000: Los cien años de la publicación del libro de SIGMUND FREUD “La interpretación de los sueños”.

Como poeta, como ese poeta que se produce cada vez que coordino la grupalidad que publica “Las 2001 noches –Revista de Poesía, Aforismos y Frescores-, mensualmente, con una tirada de 125.001 ejemplares, que aspiran a ser 500.000, y las distribuye  entre la población de España y Argentina, gratuitamente, se entiende, para la población, porque a nosotros, las 2001 noches nos cuesta lo que vale.

Como poeta, digo, esta vez, no dejaré que los psicoanalistas se anticipen en rendir homenaje a “La interpretación de los sueños”, obra en la cual se produce el concepto INCONSCIENTE.

Y un poeta debe agradecer, 100 años después, la publicación de ese libro de Sigmund Freud, porque si bien no se sabe, aún con exactitud, cuánto ha de mejorar o cambiar la medicina, o la educación, o el alma de los pobres si la tuvieran; lo que sí, ya se sabe, por eso un poeta tiene que agradecer, es que con el PSICOANÁLISIS, la Poesía haya modificado sus maneras, su modo de producirse, su concepción de la Humanidad.

La producción del INCONSCIENTE en la obra de Sigmund Freud “La interpretación de los sueños” publicada en 1900, había hecho nacer la POESÍA, de tal modo había nacido la Poesía que ningún siglo como el siglo XX, mostró, con claridad, a TODOS sus científicos llorando por no poder la Poesía.

La Poesía alcanzaba en este Siglo, como todos ambicionábamos hace milenios, el propio corazón de la humanidad.

El Psicoanálisis había arrancado, para siempre, una venda de los ojos de la humanidad.

La mujer, el hombre, antes del psicoanálisis, no sabían nada acerca de cómo se producían:

LA POESÍA

LA CIENCIA

EL AMOR

El pensamiento Inconsciente es, en el límite de su libertad, la POESÍA.

Un saber no sabido por el científico, lo lleva por el camino de la “Verdad”.

Y gajos arrancados de la Especie, sin representación psíquica para el sujeto, producen el amor.

Agradezco, como poeta, al Psicoanálisis, que la mujer, que tanto amo, pueda después del psicoanálisis preguntarse por su libertad, por su potencia creadora.

La poesía es, precisamente, el alma de lo femenino. Es por eso que el psicoanálisis posibilita que os preguntéis: ¿por qué lo femenino (tiempo de la poesía, residencia de la función poética) antes del psicoanálisis era más fácil para un hombre que para una mujer? y ¿por qué, ahora, después de la Interpretación Psicoanalítica, la mujer puede, si lo deseara, apropiarse de lo que le pertenece desde siempre, la Poesía?

Y hoy día lo sabemos, el hombre ya ha agotado sus posibilidades de liberación y si, aún, había alguna posibilidad de liberación para la mujer, es el psicoanálisis el que lo posibilita.

En 1900, Freud puede diferenciar con precisión y destreza, una mujer histérica de una mujer.

Esta diferencia permitirá a la mujer, sin ser histérica, decir que NO.

Determinar, a partir de la negación, su propio pensamiento Inconsciente.

Después de la Interpretación psicoanalítica, la mujer podrá ser una mujer sin pertenecer a ningún hombre.

La mujer producía en ese grado de libertad un camino propio hacia el poder, hacia la creación en general.

Agradezco como poeta, a Freud, por haber denunciado la “Doble Moral” masculina, por todos aceptada, como el instrumento más poderoso de dominación del hombre sobre la mujer.

Lo que el hombre conseguía con un simple desdoblamiento de su moral, a la mujer le costaba la enfermedad o el castigo.

Lo que al hombre le daba hasta cierto prestigio social, cuando ocurría en ella, sólo le servía para ser denigrada, aún, un poco más.

Ella misma dudaba de su moralidad cuando deseaba.

Es el psicoanálisis que nos dice: Hombre y mujer, articulados de manera compleja con ser padre y madre, constituyen la sexualidad de todo hombre, de toda mujer.

Todo lo humano puede producirse en Ella.

Ella puede producir cualquier humanidad y, ahora, después del psicoanálisis, lo sabe.

De cualquier manera, me alegra haber llegado al año 2000. Lo ambicionaba desde joven, por eso llegué. Una ambición secreta, poderosa, femenina.

Miguel Oscar Menassa

Cartas a mi mujer

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